jueves, 8 de septiembre de 2011

PESIMA CALIDAD, BUROCRATICO DEFICIENTE,MAL SERVICIO DE CALIDAD " SEGURO POPULAR"

CHETUMAL, 7 de septiembre.- A pesar de que las metas de afiliados al Seguro Popular a nivel nacional (51 millones de personas) así como en Quintana Roo (563 mil afiliados), ya ha sido rebasadas para este 2011, aún queda mucho por hacer con relación a este seguro de “nueva generación”, porque es un aparato burocrático deficiente y de pésima calidad, a pesar de haberse creado para otorgar a las clases más desprotegidas servicios médicos gratuitos y de buen nivel.Sin duda, se ha distorsionado el significado de “afiliación”, porque se utiliza como una analogía de acceso a la salud, cuando hay una gran diferencia entre estar afiliado y recibir servicios de calidad, puesto que en muchas unidades médicas del Seguro Popular en el país no tienen personal todo el año, ni equipos para estudios básicos, hay desabasto de medicinas, antibióticos del cuadro básico como la Ciproproxacina y que pueden tardar varias semanas en surtirse, aparte de existir deshumanización en la atención médica.En Quintana Roo, el Seguro Popular cubre el 70 por ciento de las enfermedades, así como cierto número de claves de medicamentos, pero carece de infraestructura y personal médico, debido a que los recursos federales canalizados al programa no han cubierto estas deficiencias. A nivel nacional se califica a este programa como un fraude, al no cubrir al 100 por ciento a lo pacientes al padecer constantemente de medicamentos y al no contar con todos los especialistas que requieran los ciudadanos, pues un ejemplo de ellos es que no se cuenta en la mayoría de los Estados de la Republica con infraestructura para transplantes. En el caso de Quintana Roo, por ejemplo, el Seguro Popular no cubre ni siquiera las transfusiones sanguíneas, que por cierto tiene un costo superior a los 500 pesos por unidad de sangre, al menos aquí en Chetumal. Si bien el Seguro Popular ha rebasado la meta de afiliados y pretende continuar con la cobertura universal, es decir, abarcar a todas las familias que se encuentran a lo largo y ancho de la República Mexicana que siguen sin tener acceso a instituciones médicas, la protección de este seguro aún es muy limitada y al fin y al cabo el ciudadano termina por poner de su bolsa.En los últimos años, el Gobierno Federal ha cargado todo el peso de la salud pública al Seguro Popular, lo que provoca una sobresaturación en la demanda de servicios médicos, y los hospitales trabajan por encima de su capacidad, lo que automáticamente hace imposible la cobertura universal en cuanto a calidad de servicios.En Quintana Roo, se ha rebasado la cifra récord en número de afiliados a este programa, al llegar a más 563 mil derechohabientes inscritos, lo que representa más de la mitad de la población que habita en el Estado.La Comisión Nacional de Protección Social en Salud le fijó a Quintana Roo una meta de 559 mil afiliados para diciembre de este año, 2011, pero en el pasado mes de junio se informó que ya se tenían 563 mil afiliados.De esos afiliados, un gran porcentaje también tiene IMSS e ISSSTE. Y más del 85 por ciento de esa totalidad se queja del pésimo servicio y de que muchas veces termina poniendo de su bolsa para cubrir ciertos gastos.Es importante recordar que el Seguro Popular fue implementado durante el sexenio de Vicente Fox con un presupuesto de 18 mil millones de pesos y con la que se planeaba cubrir de servicios de salud y atención médica a la población mexicana que carece de Seguro Social, ISSSTE o algún seguro de gastos médicos particular.Inició como un programa piloto en 5 Estados de la República, Aguascalientes, Jalisco, Tabasco, Zacatecas y Campeche. En Chetumal y Cancún inició operaciones en agosto de 2002. En 2003 se reforma a nivel nacional la Ley General de Salud y entra en vigor en el 2004. El 3 de junio de 2004 se firmó en Quintana Roo, el acuerdo de Coordinación para la Ejecución del Sistema de Protección Social en Salud. Durante la gestión de Felipe Calderón se retomó el programa y se le inyectó un total de 52 mil millones de pesos con la intención de que atendiera a la mayor parte de población que carecen de estos servicios, pero la extensión de la afiliación sólo ha sido una bandera política para promover la supuesta ampliación de la cobertura en salud, puesto que en servicios los afiliados no obtienen lo que les prometen.Sin embargo, los resultados son nulos a nivel nacional, ya que no se tienen los servicios requeridos o no existe el personal adecuado y tampoco existen las instalaciones necesarias, así como no se tienen los medicamentos indispensables para el tratamiento.Para algunos analistas nacionales, el problema no radica en la falta de recursos, si no más bien en la falta de eficacia en su diseño y en la administración de dichos recursos. Sin duda alguna, los mexicanos tenemos derecho a contar con un seguro médico universal, y actualmente existen los recursos financieros para lograrlo y con esa idea en mente, funcionarios del sexenio pasado crearon el Seguro Popular, que sin embargo nació debilitado, entre otras cosas por no absorber las tareas del IMSS, ISSSTE y otras dependencias. Esa hubiera sido la opción más lógica para ponerlo en marcha. La razón política del gobierno foxista para este equivocado diseño fue que no quiso enfrentar al sindicato del IMSS, el cual pedía, en caso de que se ampliase el número de beneficiarios, extender también los privilegios laborales al personal médico y de servicio que se sumaría al nuevo objetivo. En lugar de negociar, convencer y eventualmente someter los intereses de este sindicato, la autoridad sanitaria federal decidió darle la vuelta al problema creando una nueva y muy abigarrada figura que hoy se conoce como Seguro Popular. Esta instancia terminó siendo un fondo de recursos federales, los cuales son destinados a las instituciones locales de salud para que sean ellas las que ofrezcan los servicios médicos.

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