Solo y sin el apoyo que siempre presumió tener, fue como se quedó Jean Touma Succar Kuri (a) “El Jonny”, quien además fue víctima de sus propios abusos, pues durante todo su proceso tuvo a ocho bufetes de abogados que posteriormente le renunciaron al ver la verdadera y delicada situación, pero a su vez, graves acusaciones por las que fue señalado por menores de edad desde el 2003, año en el que huyó a Estados Unidos y un año después fue capturado en Chandler, Arizona y extraditado a México. El miércoles, el magistrado del Tribunal Unitario de Circuito de Cancún, José Angel Mattar Oliva, impuso una de las penas más severas en la historia reciente de la justicia mexicana al condenar a 112 años y seis meses de prisión al empresario de origen libanés, tras ser hallado culpable de los delitos de pornografía infantil y tráfico de menores.Su primer abogado, Gabino Andrade Romero renunció a la defensa de Succar Kuri en medio de una fuerte polémica en donde los familiares del hoy sentenciado, lo acusaron de haberlo despojado de unas villas del complejo hotelero Solymar y más problemas se generaron al entrar al quite otro bufete jurídico de Joaquín Espinosa Peón, con quien incluso hubo una disputa por las propiedades.La contratación de ambos abogados, fue uno de los errores graves de Succar Kuri, pues a ellos les entregó poderes y todas las evidencias de todos los delitos de los que era señalado y con lo cual, solo se hundió.En medio del iniciado proceso una vez que fue extraditado y encarcelado, Succar Kuri a través de sus familiares contrataron para su defensa a Efraín Trujeque Arcila y Armando René Ancona Araujo, a quienes se les cuestionó porque ambos fungieron como funcionarios de la Subprocuraduría de Justicia cuando estalló el caso del pederasta.Pese a ello, ambos tomaron la defensa pero al poco tiempo renunciaron y en su lugar, entró un despacho de Colima del licenciado José Wenceslao Cisneros Amaya, quien entró convencido de poder lograr la libertad de Succar Kuri.Sin embargo, el gusto le duró poco a Cisneros Amaya porque su propio cliente le ocultó información sobre las acusaciones y el abogado al ver evidencias claras de la culpabilidad como fueron videos se sexo explícito y abuso en contra de las menores, por ética renunció a la defensa.Fue en septiembre del 2007 cuando José Wenceslao Cisneros Amaya al descubrir un video pornográfico con menores en donde aparece Succar Kuri, se trasladó al penal donde se encontraba en esos momentos Succar Kuri que era el del Altiplano y le comunicó la renuncia a su caso porque afirmó tener “límites morales” que le impedían defender a un pervertido sexual.Varios meses Jean Succar Kuri estuvo sin abogado que lo defendiera, pues ningún despacho se quería hacer cargo de un proceso muy delicado y en donde era más que evidente que era caso perdido.Así, como “luz al final del túnel”, la familia de Succar Kuri encontró al despacho de los abogados Oscar Ulises Delgadillo, Francisco Alfredo Delgadillo, Carlos Ponce de León y Susana Hunsi Smeke para asumir la defensa y las esperanzas por liberarlo surgieron nuevamente, cosa que finalmente no ocurrió porque nuevamente el pederasta les ocultó información importante y aunado a la falta de pago de los servicios, optaron por hacerse a un lado y volver a dejar solo al hoy sentenciado, pues además el barco literalmente ya estaba semihundido.Como último recurso los familiares de quien fuera propietario de los negocios Coral Reef, Villas Solymar y diversos restaurantes y comercios en la Zona Hotelera y en el Aeropuerto Internacional de Cancún, encontraron al abogado Antonio Minor Rodríguez, quien poco ya pudo hacer al respecto pues el proceso ya estaba en puerta de sentencia y fue así como en marzo pasado el entonces juez Segundo de Distrito, le dictó 13 años de prisión a Jean Succar Kuri, acto que fue apelado por la PGR al sentir como poca la sanción y con ello el magistrado del Tribunal Unitario de Circuito de Cancún, José Angel Mattar Oliva, reclasificó la pena y lo condenó a 112 años y seis meses de prisión, es decir, 16 años de prisión por cada uno de los siete menores de edad a los que el pederasta grabó desnudos o en ropa interior y que después exhibió en Internet para comercializar las imágenes de las víctimas.