¡La caída de una precandidatura!
Por Luis A. CABAÑAS BASULTO
Tal y como se adivinara
con suficiente anticipación que sería precandidato, candidato y luego
presidente municipal de Othón P. Blanco, hoy, aunque faltan algunos meses para
el “destape” de los abanderados del Partido Revolucionario Institucional para
las elecciones del próximo año, en el que se renovarán el Congreso de la Unión
y la Presidencia de la República, también se asegura que se le ha caído la
eventual candidatura a la diputación federal.
Sin ser adivino, ya supo Usted que nos referimos al
actual secretario de Planeación y Desarrollo Rural, Andrés Ruiz Morcillo, quien
dejó en ruinas las arcas de la Comuna capitalina, con una sospechosa “herencia”
contra la que nada ha podido hacer su sucesor, Carlos Mario Villanueva Tenorio,
quien ha tenido que cargar con culpas ajenas que hoy le endilgan desconocedores
de política y administración.
Al reciente destape
público sobre garrafales y sospechosas irregularidades en el contrato de la
anterior administración para la adquisición de 25 mil lámparas “Leds” se suman
no menos sospechosas anomalías en la aparición de gasolineras que inundan toda la
ciudad y sobre las cuales nada se ha podido hacer, amén de un
sobreendeudamiento que provocó que las firmas calificadoras incluyeran a Othón
P. Blanco entre los municipios no sujetos a ningún tipo de crédito.
Por lo menos, esto último “la
saltó” a medias Carlos Mario a través de un empréstito a Banobras que el
Ayuntamiento paga mensualmente con el 75 por ciento de las participaciones del
Fondo de Infraestructura Social Municipal, aunque tampoco le permite obra
pública que, al menos hasta hoy, ha sido posible a través de recursos federales
“bajados” a través de proyectos viables aprobados al Instituto Municipal de
Planeación por el número de beneficiados, principalmente de las comunidades
rurales.
Sin embargo, guardadito
por allá, garrafales yerros de la Dirección Jurídica del gobierno de Ruiz
Morcillo mantienen postrada a una institución de suyo importante, como son los
Bomberos que, con ocasión de celebrarse su Día el 22 de agosto último,
demandaron a la Comuna equipo que debería sobrarle y que, por infantiles
deficiencias legales de la administración anterior, provocaron que -asómbrese
Usted- tampoco exista legalmente el tradicional Patronato que les gestiona
apoyos.
Pese a que, al menos en
teoría, el presidente de este organismo es Orlando Cervera Maldonado, el
Patronato no existe legalmente porque no está registrado conforme a Derecho, lo
que también le ha impedido a éste gestionar apoyos internacionales para los
tragahumos, entre ellos trajes, mangueras y carros-bomba que, en el caso de
Estados Unidos, tenían una vida útil de tres años hasta antes de los
sangrientos hechos del 11 de septiembre, aunque ahora sólo es de dos años, tras
lo cual los donan a países que los requieran.
Sin embargo, aunque Othón
P. Blanco ha solicitado esos donativos a través de su Patronato, las
autoridades extranjeras se han negado a entregarlos por existir yerros en su
acta constitutiva. Ruiz Morcillo supo de ello, pero sólo quedó en buenas
intenciones su corrección, por lo que Carlos Mario, quien apenas se enteró, ha
encargado trabajarlo a través de la Dirección General de Asuntos Jurídicos, que
certeramente encabeza Miguel Peyrefitte Ferreiro.
En el caso de la invasión de gasolineras ocurrió algo
similar, ya que, tras las inconformidades por la que se estableció finalmente
en la avenida Alvaro Obregón, a unos metros de palacio municipal y frente a
otra estación de servicios, el Cabildo que encabezaba Ruiz Morcillo sesionó
varias veces y manoseó un “Reglamento
para el Establecimiento de Gasolineras y Estaciones de Servicio de Othón P.
Blanco” que, finalmente, el 23 de febrero de 2010, se prorrogó su aprobación
“hasta nuevo aviso, y envió a Comisiones a iniciativa de la regidora panista María
Teresa Simón Triay.
Entre otros ordenamientos del Reglamento se incluía que
el lugar donde se pretendieran ubicar debería estar a 200 metros de centros de
concentración masiva como escuelas, hospitales, mercados, cines, teatros,
estadios, auditorios y templos, y que la Comuna estaría facultada para
suspender temporalmente sus actividades, clausurarlos y cancelarles las
licencias “cuando sean peligrosos para la seguridad de vecinos, usuarios o
ciudadanía”.
El caso nunca más volvió a abordarse, y aunque lo más
interesados en la cancelación del permiso eran los maestros y padres de la
primaria vecina del palacio municipal, se asegura que éstos lograron “negociar”
con la Comuna la construcción de un domo y “los mariachis callaron” hasta que volvieron
las manifestaciones durante el gobierno de Carlos Mario, ahora por la
construcción de la gasolinera de la avenida Héroes con Sicilia.
Otra
yerro monumental ocurrió el 22 de diciembre de 2009, cuando el Cabildo aprobó
el Reglamento para el funcionamiento de
establecimientos con servicio de Internet, junto con el cual también se aprobó
modificar el Bando de Policía y Gobierno para considerar violación a la moral y
buenas costumbres permitir, incitar o promover entre los menores el acceso a
páginas de Internet con contenido erótico sexual, violento o que atente contra
su sano desarrollo psicológico, moral y emocional.
Hoy que los cyber-“cafés” operan anárquicamente por toda
la ciudad y han contagiado a las comunidades, nos preguntamos qué pasó con ese
reglamento, del que ya abundaremos en su momento -al igual que con las
gasolineras-, y resulta que ¡nunca entró en vigor porque se envió sin firmas
para su publicación! ¿Será posible tantos “errores” y merecer una diputación
federal? ¡No lo creemos! L.A.C.B., Chetumal, Q. Roo, 8 de octubre de 1011 luancaba2003@hotmail.com